Un niño representa la esperanza de un mundo mejor, el futuro, la vida cuando acaba de nacer o se encuentra en el vientre materno, amor en sus años tiernos y durante
su crecimiento, trascendencia del padre y la madre en el tiempo.
Representa Nobleza, inocencia, honestidad
pero sobre todo algo muy importante: SABIDURIA
por qué un niño es sabio por naturaleza, entiende la vida y es capaz de comprender la muerte cuando tiene la edad suficiente.
Ante la muerte de un niño nos vienen emociones y sentimientos complejos:
Shock, incredulidad, entumecimiento, ira, culpa, ansiedad y/o depresión, necesidad de aislamiento.
Establecemos defensas para enfrentar la pérdida, negamos, evadimos, racionalizamos por que el golpe es duro y muchas veces no podemos enfrentarlo
La naturaleza de la vida nos indica que es contrario a ella misma, se supone que los niños no deben morir
Los por que indundan nuestra mente, se nos atoran en el pecho y no encontramos respuestas
Nos afecta en nuestra manera de continuar en la vida, en nuestra manera de contactar con lo divino y en nuestra propia salud física
Nuestras creencias y pensamientos se ven trastocados y no encontramos el rumbo ni la dirección
No deseamos ver a nadie ni estar con nadie
Si tenemos pareja, se nos dificulta relacionarnos con esta, el o ella tiene un duelo quizás distinto al mío y muchas veces no sabemos como comunicarnos
La muerte de un niño puede ser en diferentes dimensiones
en el seno materno, al nacer ya sea a las pocas horas o las semanas o meses
en la edad escolar por accidente o por enfermedad
O de adolescente.
Sin importar el tiempo que estuvimos con ellos, su pérdida siempre dejara una honda huella en nuestro corazón.
Un niño permite expresar las partes de uno mismo a veces desconocidas, paciencia, ternura, generosidad
Y es con ellos que me permito ser niño otra vez
Los niños son maestros y nos enseñan a amar mejor
La muerte de un niño es la muerte de muchas expectativas, el futuro negado, lo que no podrá ser.
Pero, ¿qué sentido podrá tener la muerte de un niño?
¿Tiene alguno acaso?
En el trabajo de duelo vamos encontrando la respuesta a estas preguntas
Y así, vamos transformando los por que en para que
Y el dolor va aminorando toda vez que voy explorando mis emociones y sentimientos y voy asignando nuevos significados a la pérdida.
La vida de un niño siempre será más valiosa que su muerte, lo que tuvimos juntos, lo que trajo a nuestra vida
y recolocarlo como algo que se nos dió el tiempo que se haya dado, en un lugar especial de nuestro ser, es el objetivo del duelo
Transitar ese camino por mas difícil que sea nos acercará a la aceptación con amor de lo que ya no es.
Sobrevivir a la muerte de un niño es acumular todo el amor posible para continuar viviendo y honrar su vida.
La vida de un niño que siempre será valiosa con todos sus matices.
Vivir con su recuerdo en el alma y llenarnos de ese amor que compartimos en vida, nos ayudará a encontrar el rumbo perdido.
Un niño es la promesa fehaciente de que la vida, da vida y es en esa premisa que podemos sostenernos para avanzar.
«Los niños son ángeles en la tierra que nos enseñan a través de sus historias de vida, en medio de la adversidad, lo que es la muerte»
Dr. Rogelio Brando. (Médico oncólogo)
Deseando que el amor te nutra día con día
Dra. Marcela Ortega
Tu Tanatóloga