La pérdida de la pareja.

Febrero se distingue por ser el mes del amor y la amistad y aunque más que por tradición por mercadotecnia, todos nos preparamos para festejar de una forma o de otra con nuestros seres mas queridos.

Y uno de nuestros seres más queridos por excelencia es:  La pareja.

Hoy voy a referirme justamente a la pareja. Esa persona que complementa nuestra vida.

La que esta ahí para hacer nuestros momentos más llevaderos y en quién confiamos.

Aquel ser humano que nos brinda la posibilidad de ser mejores, nuestro espejo, nuestro lugar seguro.

Pero… ¿Qué pasa cuando no tenemos pareja? no la hemos tenido en mucho tiempo, nunca la hemos tenido o la hemos perdido.

Febrero entonces ya no parece tan divertido.

Oímos cómo es que la gente planea sus encuentros y fingimos que no nos importa, que tal vez hagamos planes con amigos o amigas, iremos al cine o algo se nos ocurrirá.

Tal vez lo colocaremos en el baúl de lo no importante y haremos como que no pasa nada, trabajaremos hasta tarde, veremos televisión, al fin que es un día como todos, nada especial.

Lo cierto es que consciente o no, tanto haberla perdido como no haberla tenido nunca, es una pérdida y como tal nos genera dolor.

Perder una pareja ya sea por divorcio, separación o muerte, nos hace perder el rumbo que ya estaba definido de alguna forma, horarios, costumbres, status, grupo social, lo conocido y acatado por cada uno,

como cierto.

Se pierde a la pareja y con ésta, una y mil cosas mas.

Haber tenido hijos en común, haber vivido juntos muchos años o un noviazgo largo que no logró pasar al siguiente nivel.

Todo esto le ha dado significado a nuestra vida, sentido y dirección.

Y si nunca hemos vivido una relación duradera o importante que involucre nuestro ser de manera profunda, quizá se viva como algo que se nos ha negado.

El amor de pareja es siempre deseado y como tal, atesorado y apreciado como un bien que nos pertenece y nos vuelve merecedores, por el solo hecho de tenerlo.

Cuando la relación, objeto de nuestro gran amor se termina, nos coloca en una posición distinta que muchas veces es  vulnerable y amenazante.

Acomodarnos a esta nueva situación, no siempre es fácil, es cuando se hace  necesario redefinir el amor de pareja y poder mirar desde otro lugar a ese ser amado que ya no está más.

Toca llorar y gritar y enojarnos si es necesario.

Por qué solo tocando profundamente nuestro dolor podremos avanzar en el proceso y encontrar nuestras propias respuestas.

Reconocernos como seres llenos de amor a pesar de haber perdido

 

nos devolverá la fuerza para seguir.

Y decidir ir en busca del sentido que hemos perdido, también es un acto de amor, amor a ese ser que se ha ido y a todo lo que aportó a nuestra vida.

Lo bueno y lo malo.

Todo suma en este camino de vida que pudimos compartir en ese instante en el que nos encontramos y pudimos amarnos tanto.

Recordar que el amor como energía es la fuerza más poderosa que existe y no se termina con la muerte ni se destruye con la separación o la ausencia.

Que permanece, se expande, se nutre y se transforma  dentro de nosotros para dar paso a nuevas formas de amar.

Amar es dejar que la vida fluya con todo lo que trae para nosotros, encuentros y desencuentros, amores y desamores.

Te invito a abrir tu corazón a la pérdida y vivirla en toda su magnitud.

Decide hoy vivir fortalecida(o) en ese gran amor que existió y que ha quedado en ti para poder compartirlo de todas las formas posibles.

 

Como siempre, Te abrazo con amor,

Dra. Marcela Ortega.

Tú Tanatóloga.♥